Narcóticos.-
La palabra narcótico es un vocablo griego que significa "cosa capaz de
adormecer y sedar". A pesar de que esta palabra se usa con frecuencia para
referirse a todo tipo de drogas psicoactivas, es decir, aquellas que actúan
sobre el psiquismo del individuo, el campo de los narcóticos se pueden dividir
en la actualidad en varios grupos, que son los siguientes:
- Opio,
opiáceos y sucedáneos sintéticos.
- Neurolépticos
o tranquilizantes mayores.
- Ansiolíticos
o tranquilizantes menores.
- Somníferos
o barbitúricos.
- Grandes
narcóticos o anestésicos generales.
Se trata de drogas
con composiciones y orígenes distintos, que tienen en común su efecto en el
organismo, aunque éste se manifieste en manera y en grado diferentes.
Pero el elemento fundamental que las une consiste en que todos los narcóticos causan adicción física. Es adictivo aquel fármaco que, administrado en dosis suficientes durante un período de tiempo relativamente largo, induce un cambio metabólico. Cuando deja de administrarse desencadena una serie de reacciones conocidas como "síndrome de abstinencia".
Pero el elemento fundamental que las une consiste en que todos los narcóticos causan adicción física. Es adictivo aquel fármaco que, administrado en dosis suficientes durante un período de tiempo relativamente largo, induce un cambio metabólico. Cuando deja de administrarse desencadena una serie de reacciones conocidas como "síndrome de abstinencia".
Neurolépticos o
tranquilizantes mayores.-
Se trata de sustancias utilizadas para tratar la depresión, las manías y las
psicosis, y muchas de ellas se venden sin prescripción médica en la mayoría de
farmacias. Entre éstas se encuentran las fenotiazinas, el haloperidol y la
reserpina.
Conocidos como neurolépticos (del griego neuro, "nervio", y lepto, atar, producen un estado de indiferencia emocional, sin alterar la percepción ni las funciones intelectuales.
Sumamente tóxicos, poseen efectos secundarios tales como parkinsonismo, destrucción de células de la sangre, arritmia cardíaca, anemia, obstrucción hepática, vértigos, retención urinaria, estreñimiento, irregularidad menstrual, atrofia testicular, congestión nasal, bruscos ataques de parálisis muscular, síndromes malignos como hipertermia y muerte inesperada.
Conocidos como neurolépticos (del griego neuro, "nervio", y lepto, atar, producen un estado de indiferencia emocional, sin alterar la percepción ni las funciones intelectuales.
Sumamente tóxicos, poseen efectos secundarios tales como parkinsonismo, destrucción de células de la sangre, arritmia cardíaca, anemia, obstrucción hepática, vértigos, retención urinaria, estreñimiento, irregularidad menstrual, atrofia testicular, congestión nasal, bruscos ataques de parálisis muscular, síndromes malignos como hipertermia y muerte inesperada.
Habitualmente usados para tratar las neurosis, la etimología de su nombre,
ansiolíticos, significa "liquidador de la ansiedad". En el mercado
español se comercializan con distintos nombres.
Según estadísticas farmacológicas actuales, estas drogas constituyen la mitad
de todos los psicofármacos consumidos en el mundo, a pesar de que producen un
síndrome de abstinencia muy grave.
En dosis mayores funcionan como hipnóticos o inductores del sueño; también
algunos se usan como relajantes musculares.
Producen letargia, estupor y coma, con relativa facilidad. En caso de adicción
pueden inducir a la aparición de alteraciones hemáticas.
Al abandonar su consumo pueden aparecer episodios depresivos, desasosiego o
insomnio, que suelen ser muy duraderos.
Somníferos o barbitúricos.-
Estas sustancias se popularizaron cuando en Estados Unidos aparecieron las
primeras leyes que prohibían el alcohol, el opio y la morfina. Su uso puede
provocar lesiones en el hígado o en los riñones, producir erupciones cutáneas,
dolores articulares, neuralgias, hipotensión, estreñimiento y tendencia al
colapso circulatorio.
La intoxicación aguda puede llegar a provocar la muerte, que sobreviene por
lesión del cerebro debida a la falta de oxígeno y a otras complicaciones
derivadas de la depresión respiratoria.
La dependencia física se genera entre las cuatro y las seis semanas. Con
frecuencia, el síndrome de abstinencia suscita cuadros de delirium tremens.
Existen varias sustancias usadas en anestesia general que merecen estar
incluidas en este grupo por su capacidad de producir sopor o estupefacción,
mayor que la de cualquier estupefaciente en sentido estricto. En dosis leves
produce una primera fase de excitación cordial, como el alcohol, y luego
sedación y sopor.
También generan tolerancia y, en consecuencia, adicción, pudiendo ocasionar
intoxicaciones agudas, e incluso la muerte.
El fentanil,
dentro del grupo de los grandes narcóticos, posee cuarenta veces más potencia
que la heroína y es el más usado actualmente en las intervenciones quirúrgicas,
debido a su bajo índice de toxicidad para el corazón y para el sistema nervioso
Opio y sus derivados.-
Con el nombre popular de adormidera o amapola se conoce el fruto del cual se
obtiene el opio y sus derivados. Es un polvo de color tostado. Se extrae de los
granos que contiene el fruto y entre sus usos medicinales se encuentran la supresión
del dolor, el control de los espasmos y el uso como antitusígeno.
Además, existen
referencias con una antigüedad cercana a los ocho siglos del uso medicinal del
opio que hacían persas, egipcios, babilonios, árabes y griegos. Los asiáticos descubrieron
sus posibilidades estimulantes y placenteras y comenzaron a utilizarlo con ese
fin. Entre sus derivados se encuentran la morfina, la heroína, la metadona y la
codeína. Todos ellos pueden brindar extraordinarios beneficios terapéuticos si
son recetados y controlados por un médico, pero el uso descontrolado produce
efectos devastadores.
El cultivo de la
flor del opio se origina en el sudeste asiático (Birmania, Tailandia, Camboya y
Laos). En los últimos años se ha extendido a otros países, como Colombia, para
asegurar el suministro constante a los grandes centros de consumo.
Los opiáceos se
presentan como polvo para fumar o solución inyectable. Este narcótico produce
un estado de euforia y ensoñación; una sensación de éxtasis que se acorta
rápidamente a causa de la tolerancia. Al poco tiempo de uso, los adictos
experimentan síntomas de abstinencia entre una y otra toma, que se caracterizan
por presentar un cuadro pseudo-gripal en el curso de las primeras 12 horas:
estornudos, sudoración, lagrimeo, bostezos y dolores musculares.
Luego de 36 horas
de abstinencia los síntomas se intensifican. Aparecen escalofríos, sofocos,
insomnio, diarrea, incremento del ritmo cardíaco y de la presión sanguínea. Si
no se repite la toma, los síntomas declinan en los diez días subsiguientes. En
cambio si se prolonga su uso, se inicia el camino de la dependencia sin
atenuantes, cuyos efectos físicos son:
- Epidermis
enrojecida.
- Pupilas
contraídas.
- Náuseas.
- Decaimiento
de la función respiratoria.
- Pérdida
de reflejos.
- Falta de
respuesta a los estímulos.
- Hipotensión.
- Desaceleración
cardíaca.
- Convulsiones.
- Riesgo
de muerte.
Los efectos
psicológicos son similares a los de otros estimulantes:
- Euforia.
- Energía.
- Placer.
- Vigor
sexual.
Pero en cuanto
decae la acción de la droga, aparece la angustia, la depresión, el abatimiento
y la desazón.
El opio produce adicción, tolerancia y dependencia física y psíquica. La intensidad del síndrome de abstinencia, y su gravedad, depende de varios factores: tipo de droga, tiempo de uso, personalidad del consumidor, etcétera. Los primeros síntomas comienzan a parecer ocho horas después de la última dosis con lagrimeo, sudoración, bostezos y sueño agitado.
El opio produce adicción, tolerancia y dependencia física y psíquica. La intensidad del síndrome de abstinencia, y su gravedad, depende de varios factores: tipo de droga, tiempo de uso, personalidad del consumidor, etcétera. Los primeros síntomas comienzan a parecer ocho horas después de la última dosis con lagrimeo, sudoración, bostezos y sueño agitado.
A continuación los
síntomas se agudizan gradualmente y aparecen: irritabilidad, insomnio, pérdida
del apetito, debilidad y depresión. Le sigue un cuadro gastrointestinal severo
con náuseas y vómitos, dolores, cólicos y diarreas, lo cual provoca una
deshidratación importante. Le siguen flashes de frío y calor, contracturas
musculares y dolores óseos en la espalda, los brazos y las piernas.
Este período
intenso dura alrededor de diez días aunque existe un efecto residual más largo
que provoca alteraciones en la conducta que inducen a una recaída.
Los Alucinógenos se consideran productos psicodélicos que inhiben los mecanismos de defensa del yo, y facilitan la distribución de la sensibilidad así como la aparición de imágenes desconcertantes.
LSD
(ácido lisérgico).-
El LSD es una sustancia semisintética, derivado del ergot, extracto éste del
cornezuelo del centeno, usado en medicina al final de la Edad Media. También
fue muy utilizado en obstetricia para evitar hemorragias puerperales y promover
la contracción del útero. En un principio fue utilizado con fines terapéuticos
en alcohólicos, cancerosos y otros enfermos terminales para ayudarles a superar
el trance. Posteriormente fue abandonada la práctica al comprobarse los resultados
adversos, tales como suicidios a causa de las engañosas imágenes y terroríficas
visualizaciones. También se comprobó que podía desencadenar esquizofrenia y
deterioros mentales variados.
Descubierto en
1938, se considera al ácido lisérgico como el alucinógeno más poderoso, aunque
no el más nocivo. Como fenómenos físicos hay que citar la midriasis, temblores,
e hiperreflexia, también pueden aparecer náuseas, palidez, sudoración,
taquicardia y lipotimia. Los fenómenos psíquicos se caracterizan en lo
referente al estado de ánimo por fluctuaciones del humor, variando entre
distintas displacenteras, euforia expansiva tales como verborrea y risa
irrefrenable. La exaltación mística es tal que algunos autores denominan esta
drogas como místicomiméticos.
A la experiencia
con esta droga le llaman "un viaje", el cual puede tener una duración
hasta de 12 horas. Pero muchas veces éste resulta ser una pesadilla. Algunos
usuarios experimentan pensamientos y visiones aterradoras que crean en ellos
tal pánico que muchos han saltado al vacío provocando su propia muerte para
huir de estas sensaciones que identifican como un peligro real.
Éxtasis o Mdma.-
La metilendioximetanfetamina (MDMA), normalmente conocida como
"éxtasis", "ectasi" o "X-TC", es una droga
sintética sicoactiva con propiedades alucinógenas de gran potencial emotivo y
perturbador psicológico, con propiedades similares a las anfetaminas. Su
estructura química (3-4 metilendioximetanfetamina) se asemeja a la estructura
de la metilendioxianfetamina (MDA) y de la metanfetamina, otros tipos de drogas
sintéticas causantes de daños cerebrales. Durante los años sesenta se utilizó
con fines terapéuticos dado que según determinados sectores de la psiquiatría
ayudaba a la comunicación y al tratamiento de neurosis fóbicas.
Surgió entonces la
polémica médico - legal, atribuyendo a su consumo repercusiones en la
delincuencia, por lo que finalmente fue ilegalizado. El éxtasis produce efectos
síquicos de gran potencial perturbador. Inicialmente el sujeto experimenta
sensaciones de confianza y excitación, a las que sigue un estado de
hiperactividad e incremento en los pensamientos morbosos. Los efectos del
estimulante se diluyen provocando trastornos sicólogos, como confusión,
problemas con el sueño (pesadillas, insomnio), deseo incontenible de consumir
nuevamente drogas, depresión, ansiedad grave y paranoia. Estos efectos han sido
reportados incluso luego de varias semanas del consumo. También se han
informado casos graves de psicosis.
Entre los síntomas
físicos pueden citarse: anorexia, tensión y trastornos musculares similares a
los presentes en la enfermedad de Parkinson, bruxismo, náuseas, visión borrosa,
desmayos, escalofríos y sudoración excesiva (este último signo es
característico durante la intoxicación).
El aumento de la frecuencia cardíaca y la tensión arterial, crea riesgos de trastornos circulatorios o cardíacos. Informes forenses indican que en personas con deficiencias cardiorespiratorias puede producir muerte súbita. Esta droga drena el cerebro de una importante substancia química conocida como serotonin, lo cual ocasiona cambios en el estado de ánimo, en las funciones sexuales y la sensibilidad al dolor.
El aumento de la frecuencia cardíaca y la tensión arterial, crea riesgos de trastornos circulatorios o cardíacos. Informes forenses indican que en personas con deficiencias cardiorespiratorias puede producir muerte súbita. Esta droga drena el cerebro de una importante substancia química conocida como serotonin, lo cual ocasiona cambios en el estado de ánimo, en las funciones sexuales y la sensibilidad al dolor.
La persona que usa "Ice" piensa que la droga le proporciona energía instantánea. La realidad es que la droga acelera el sistema nervioso, haciendo que el cuerpo utilice la energía acumulada. Al no descansar lo suficiente y dejar de alimentarse-por la pérdida del apetito-el "Ice" causa daño permanente a la salud.
Los efectos que causa al cuerpo varían de acuerdo a la cantidad de droga utilizada. Entre los síntomas observados se encuentran los siguientes: lesión nasal cuando la droga es inhalada; sequedad y picor en la piel; acné; irritación o inflamación; aceleración de la respiración y la presión arterial; lesiones del hígado, pulmones y riñones; extenuación cuando se acaban los efectos de la droga (necesidad de dormir por varios días); movimientos bruscos e incontrolados de la cara, cuello, brazos y manos; pérdida del apetito; depresión aguda cuando desaparecen los efectos de la droga.
La MDA, el fármaco de origen de la MDMA, es una droga similar a la anfetamina
que también ha sido objeto de abuso, presentando efectos psico-físicos
similares a los de la MDMA. Las investigaciones han mostrado que la MDA
destruye las neuronas productoras de serotonina, que regulan directamente la
agresión, el estado de ánimo, la actividad sexual, el sueño y la sensibilidad
al dolor. Es probable que esta acción sobre el sistema productor de serotonina
sea el origen de las propiedades síquicas. La MDMA también guarda relación en
su estructura y sus efectos con la metanfetamina, la cual ha demostrado ser
causante de la degeneración de las neuronas que contienen la sustancia
neurotransmisora dopamina. Recientes descubrimientos hechos mediante varios
sistemas de diagnóstico por imágenes indican una relación directa de
medios-causa-consecuencia entre MDA y MDMA-dopamina-esquizofrenia.
En experimentos de
laboratorio, una sola exposición a la MDA en dosis elevadas o el uso prolongado
en dosis bajas destruye hasta un 50% de las células cerebrales. Aunque este
daño tal vez no sea aparente de inmediato, con el envejecimiento o la
exposición a otros agentes tóxicos pueden aparecer síntomas de la enfermedad de
Parkinson con el tiempo. Estos comienzan con falta de coordinación y temblores,
y a la larga pueden causar una forma de parálisis.
Cannabis sativa - Hachis -
Marihuana.-
El cannabis sativa es un arbusto silvestre que crece en zonas templadas y
tropicales, pudiendo llegar una altura de seis metros, extrayéndose de su
resina el hachís.
Su componente
psicoactivo más relevante es el delta–9-tetrahidrocannabinol (delta-9-THC),
conteniendo la planta más de sesenta componentes relacionados. Se consume
preferentemente fumada, aunque pueden realizarse infusiones, con efectos
distintos. Un cigarrillo de marihuana puede llegar a contener 150 mg. de THC, y
llegar hasta el doble si contiene aceite de hachís, lo cual según algunos
autores puede llevar al síndrome de abstinencia si se consume entre 10 y 20
días.
La tolerancia está
acreditada, siendo cruzada cuando se consume conjuntamente con opiáceos y
alcohol. Respecto a la dependencia, se considera primordialmente psíquica. Los
síntomas característicos de la intoxicación son: ansiedad, irritabilidad,
temblores, insomnios, muy similares a los de las benzodiacepinas.
Puede presentarse
en distintas modalidades de consumo, sea en hojas que se fuman directamente, en
resina del arbusto o en aceite desprendido de éste último. El color de la hoja
va del verde amarillento al marrón oscuro según el lugar de procedencia. De la
modalidad en que se presente la droga dependerá su denominación:
"marihuana" es el nombre de las hojas del cáñamo desmenuzadas, que
después de secarse y ser tratadas pueden fumarse (también es conocida como
"hierba", "marijuana", mariguana", "mota",
"mafú", "pasto", "maría", "monte",
"moy", "café", "chocolate", etc.; en inglés se la
conoce como: "pot", "herb", "grass",
"weed", "Mary Jane", "reefer", "skunk",
"boom", "gangster", "kif", "ganja",
etc.); su efecto es aproximadamente cinco veces menor que el del hachís. El
nombre hachís (también conocido como "hashis") deriva de los
terribles asesinos (hashiscins) árabes, que combatieran en las cruzadas entre los
años 1090 y 1256.
El hachís se
obtiene de la inflorescencia del cáñamo hembra, sustancia resinosa que se
presenta en forma de láminas compactas con un característico olor. La marihuana
es la forma más frecuente, conteniendo de 0,3 a 3 % de delta THC; la
concentración de THC llega al 10 % en el hachís, siendo su efecto diverso según
factores como la velocidad con la que se fuma, la duración de la inhalación,
cantidad inhalada, tiempo que el consumidor retiene la respiración después de
inhalar y el estado anímico del sujeto. El consumo oral, tanto de marihuana
como de hachís, implica efectos psicológicos similares a los expresados en la
forma fumada pero de mayor intensidad y duración y con efectos nocivos
potenciados.
La constancia
escrita más antigua sobre su consumo data de la época del Emperador chino SHEN
NUNG en el 1237 a.C. También fue conocido por los asirios y griegos del siglo V
a.C. En la India hay constancia de su utilización desde hace más de 2.000 años,
con finalidad de tipo místico en muchas ocasiones. Hay descripciones en el
Antiguo Testamento sobre la sustancia, aunque de forma vaga y no comprobada.
Hay casi absoluta certeza de su consumo por los griegos según unánimes
referencias doctrinales, así como por los romanos, siendo los árabes los que la
comercializaron en su área de influencia. Posiblemente las tropas de Napoleón
la extendieron por Europa, en el siglo XIX.
Los árabes
utilizaron la droga como calmante de enfermedades mentales. Terapéuticamente se
aconsejó para tratamientos de insomnio y como sedante para el dolor. También se
prescribió para terapias de patologías nerviosas, así como para el tratamiento
de la tos, temblores en parálisis compulsivas, espasmos de vejiga e impotencia
sexual que no provenga de enfermedad orgánica. Así mismo se recomendó como
afrodisiaco, antineurálgico, tranquilizante para maníaco-depresivo,
antihistérico, tónico cerebral, remedio para el vómito nervioso, epilepsia y
enfermedades nerviosas.
Estas
recomendaciones fueron posteriormente desaconsejadas unánimemente por la
medicina, estando en la actualidad en estudio sólo la legalización de un
fármaco derivado de esta sustancia para mitigar los dolores en enfermos
cancerosos. Este empleo terapéutico ha creado profundas polémicas. En la
actualidad, existe acuerdo científico en que la marihuana no puede considerarse
medicamento en ninguna de las formas en que es consumida por los adictos. Al
tratar su posible uso como medicamento, se distingue entre la marihuana y el
THC puro y otros químicos específicos derivados del cánnabis. La marihuana pura
contiene cientos de químicos, algunos de ellos sumamente dañinos a la salud. El
THC en forma de píldora para consumo oral (no se fuma) podría utilizarse en el
tratamiento de los efectos colaterales (nauseas y el vómito) en algunos
tratamientos contra el cáncer. Otro químico relacionado con el THC (nabilone)
ha sido autorizado por la "Food and Drug Administration" de Estados
Unidos para el tratamiento de los enfermos de cáncer que sufren náuseas. En su
forma oral, el THC también se usa en enfermos de SIDA, porque les ayuda a comer
mejor y mantener su peso. Los científicos estudian la posibilidad de que el THC
y otros químicos relacionados con la marihuana tengan ciertos valores
medicinales. Algunos piensan que estos químicos se podrían usar en el tratamiento
del dolor severo, pero es necesario tener más evidencia antes de usarlos para
el tratamiento de problemas médicos.
Durante los años
sesenta comienza el consumo casi masivo de esta sustancia así como de otras
alucinógenas como el LSD, peyote, etc. En el mundo de la música y luego entre
la burguesía intelectual norteamericana cundió la moda de fumar marihuana y
hachís, extendiéndose a Europa Occidental.
El cánnabis fue un
signo más del movimiento contracultural pretendiendo una nueva ideología,
dentro de la burguesía, basada en el pacifismo, el orientalismo, el amor libre
y la vida en la naturaleza. Al principio el consumo afectó a estudiantes y
clases altas y medias, para después extenderse por todos los estratos sociales,
consumiéndose junto con alcohol y comenzando a crear problemas sanitarios. A
pesar de ser una sustancia ilegal, su consumo continúa en aumento. Está probada
la relación entre el consumo de esta droga y otras como alcohol, LSD, cocaína,
anfetaminas y opiáceos, habiéndose probado su función en la escalada a drogas
más peligrosas.
Las modalidades de
marihuana disponibles a los jóvenes son más potentes que las que existían en la
década del '60. Ello se debe a que los laboratorios clandestinos de los
traficantes han conseguido realizar cambios a nivel genético en el cánnabis
mediante sofisticados métodos de biotecnología, resultando en una mayor
concentración de THC. La potencia de la droga se mide de acuerdo a la cantidad
promedio de THC que se encuentra en las muestras de marihuana que confiscan las
agencias policíacas.
La marihuana común contiene un promedio de 3 % de THC, pudiendo alcanzar el 5,5 %. La resina tiene desde 7.5 %, llegando hasta 24 %. El hachís (resina gomosa de las flores de las plantas hembras) tiene un promedio de 3.6 %, pero puede llegar a tener hasta 28 %. El aceite de hachís, un líquido resinoso y espeso que se destila del hachís, tiene un promedio de 16 % de THC, pero puede llegar a tener hasta 43 %.
El THC afecta a las células del cerebro encargadas de la memoria. Eso hace que la persona tenga dificultad en recordar eventos recientes (como lo que sucedió hace algunos minutos), y hace difícil que pueda aprender mientras se encuentra bajo la influencia de la droga. Para que una persona pueda aprender y desempeñar tareas que requieren de más de dos pasos, es necesario que tenga una capacidad normal de memoria a corto plazo. Estudios recientes demuestran que la marihuana crea disfunciones mentales y disminución de la capacidad intelectual en las personas que la fuman mucho y por muchos años. En un grupo de fumadores crónicos en Costa Rica, se encontró que los sujetos tenían mucha dificultad en recordar una corta lista de palabras (que es una prueba básica de memoria). Las personas en el estudio también tuvieron gran dificultad en prestar atención a las pruebas que se les presentaron.
Es posible que la
marihuana destruya las células de ciertas regiones especializadas del cerebro.
Los científicos han observado que cuando se dieron altas dosis de THC a las
ratas de laboratorio, presentaron pérdida de células cerebrales similares a las
que se encuentran entre los animales ancianos. Los cerebros de ratas de entre
11 y 12 meses de edad (aproximadamente la mitad de sus vidas) tenían las
características los de animales ya viejos.
Existen serias
preocupaciones por sus efectos a largo plazo sobre la salud. Por ejemplo, un
grupo de científicos de California examinó el estado de salud de 450 fumadores
cotidianos (diarios) de marihuana (que no fumaban tabaco). En comparación con
otras personas no fumadoras, estas personas tenían más ausencias de trabajo por
enfermedad y más visitas médicas por problemas respiratorios y otras
enfermedades. Los resultados indican que el uso regular de la marihuana o del
THC son factores que provocan cáncer y problemas en los sistemas respiratorio,
inmunológico y reproductivo.
excelente informacion
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